Y en esta esquina el resto (mi respuesta a Pascual Gaviria)
Entre risas y lástima leí una y otra vez las opiniones de Pascual Gaviria en el periódico La Hoja. Reí cuando vi que mi nombre y la propuesta que presenté al encuentro internacional de arte MDE 07 se relacionaba con cierta postura mesiánica; con lástima comprendí que tras sus señalamientos no era yo quien debía informarme sobre los alcances del arte contemporáneo.
Es claro que el se tomó muy poco tiempo para al menos aprenderse el nombre de mi propuesta; esta no se titula “correos de la esperanza”, es “correos la esperanza”. Y aunque parezca mínima la diferencia, él, como escritor y columnista sabe que no lo es. Si yo titulo mi trabajo Correos La Esperanza es porque nace del nombre del barrio de la comuna nor-occidental. La utilización de la preposición “de”, amplía la idea original del proyecto a linderos que para mi resultan bastante incómodos. Usar esta preposición en el título de mi propuesta implica aquello de lo cual Gaviria se queja: “…cuando estos artistas convierten su obra en una actividad misionera”.
Pero más allá de esta apreciación que bien puede pasar por errorcillo editorial, me pregunto por qué en sus comentarios no explica en su totalidad y de manera no sesgada mi propuesta; ¿acaso porque un artista con vocación torcida no merece tanta publicidad? ¿O será simplemente que el periodíco La Hoja también sesgó sus comentarios?
Parece, según lo escrito por Gaviria, que yo fuese el encargado de responder las cartas para llenar de esperanza a gente que no conozco, aun cuando yo mismo pierda la esperanza en todo al menos tres veces por semana.
¿Dónde queda la aclaración que por escrito hago en la exposición acerca del objetivo del proyecto, que no es más que el de crear un canal de comunicación desde y hacia el barrio La Esperanza? Acaso es esta una labor propia de misioneros? No creo. Creo en cambio, muy a pesar de lo escrito por Gaviria, que la comunicación es la principal función del arte.
Obviamente que una pintura, una escultura o una de las instalaciones y performances que a el le parecen tan bacanas, también lo hacen. Pero así como la tecnología ha reducido el peso de todo cuanto produce para que se haga fácil y cómoda de usar, el arte relacional ha reducido la distancia entre quien hace y quien recibe. Esto no es algo que yo he inventado, es un proceso que le ha tomado largo tiempo a los artistas y que por supuesto Gaviria desconoce.
Para mi y para la gente que participó escribiendo y respondiendo las cartitas (pues para el ni siquiera alcanzan a ser cartas), el dilema de ser o no ser este un proyecto propio de un festival de arte no parece importarnos mucho. Ver la respuesta y la sonrisa de la gente así me lo confirma.
La verdad que hace mucho que el arte dejó de parecerse a lo que representa y se volvió, como apunta Carlos Uribe en respuesta a lo escrito por Gaviria, “un proceso de comunicación y educación”
Lo mordaz de la discusión generada por Gaviria es que a través de su discurso conservador y desfasado con el cual pretende demarcar ciertas fronteras inamovibles, él mismo resulta mal situado. Bajo la fotografía que acompaña su opinión se lee: Pascual Gaviria, escritor y columnista. Acaso no hay que ser crítico de arte o formado en sus códigos para escribir sobre arte? No, en realidad a veces no es necesario, es solo un apunte de fina ironía. El arte es para todos, hasta para los que no alcanzan a comprenderlo totalmente.