domingo, 26 de agosto de 2007

Estética Relacional

El siguiente es un aparte del libro Estética Relacional, del crítico y curador frances Nicolás Bourriaud, publicado por Adriana Hidalgo editora.

Podemos mencionar también la serie I met de On Kawara, del restaurante que abrió en 1971 Gordon Matta-Clark (food), de las cenas que organizaba Daniel Spoerri, o de la tienda lúdica La Cédille qui sourit que abrieron George Brecht y Robert Filliou en Villefranche: la provisión de ciertas formas para las relaciones sociales es una constante histórica desde los años sesenta. La generación de los noventa retoma esta problemática, central en las décadas de 1960 y 1970, pero deja de lado la cuestión de la definición del arte. El problema ya no es desplazar los límites del arte, sino poner a prueba los límites de resistencia del arte dentro del campo social global. A partir de un mismo tipo de prácticas se plantean dos problemáticas radicalmente diferentes: ayer se insistía en las relaciones internas del mundo del arte, en el interior de una cultura modernista que privilegiaba lo "nuevo" y que llamaba a la subversión a través del lenguaje; hoy el acento está puesto en las relaciones externas, en el marco de una cultura ecléctica donde la obra de arte resiste a la aplanadora de la "sociedad de espectáculo". Las utopías sociales y la esperanza revolucionaria dejaron su lugar a micro-utopías de lo cotidiano y estrategias miméticas: toda composición crítica "directa" de la sociedad carece de sentido si se basa en la ilusión de una marginalidad ya imposible, e incluso retrógrada. Hace casi treinta años Félix Guattari bregaba ya por esas estrategias, que son la base de las prácticas artísticas actuales: "Así como pienso que es ilusorio apostar a una transformación de la sociedad, también creo que las tendencias microscópicas, como las experiencias comunitarias, las organizaciones barriales, la implantación de una guardería en la universidad, etc., juegan un papel absolutamente fundamental".